Filosofía dentro - Kim Pérez

La Lógica estructura toda la Materia, la atrae hacia sus formas puras como su Ley, está por encima de la voluntad humana, que tiene que doblegarse ante ella, es eterna, no es material, es invisible, pero existe con la evidencia del mismo pensamiento racional que la cuestione, en el único argumento ontológico irrefutable; por tanto, la Lógica es Dios, Sentido de toda realidad.

jueves, 5 de abril de 2007

Pensando desde el sujeto




Al pensar en una filosofía del sujeto, me encuentro con que el sujeto es la matriz de la filosofía, que nace en él, y por tanto una filosofía del sujeto sería a fin de cuentas una filosofía de la filosofía.

No es una redundancia. La conciencia consiste en que el sujeto se ve como objeto. Esto es lo mismo que decir que la actividad del sujeto que se llama filosofía puede ser vista como objeto y entonces es filosofía de la filosofía.

Contando con su base subjetiva, la filosofía se puede definir como la forma en que un espacio interior o cognoscente adquiere y procesa racionalmente datos de la realidad exterior a ese espacio o cognoscible. Ésta es su forma más simple, aplicable incipientemente incluso a la actividad de sujetos animales cuya mente o interior va adquiriendo y procesando con razonamientos simples los datos de la realidad exterior, como va verificando la Etología.

La diferencia entre la actividad de estos sujetos animales y la de las distintas especies humanas que han existido, es que éstas incluyen entre los datos el de sí como objeto del conocimiento y también el del proceso mismo de su conocimiento.

Por tanto, cuando los sujetos humanos nos vemos como sujetos en acto de pensar racionalmente, estamos empezando una filosofía de la filosofía, que es una forma local del hecho de verse a sí mismo adquiriendo conocimiento (la forma que se fija en los procesos racionales)

La realidad se ve entonces como lo que los sujetos del conocimiento, animales o humanos, van convirtiendo en objeto del conocimiento, que en forma de datos se va procurando, procesando y memorizando.

Los sujetos somos una parte de la realidad que tiene la función de objetivarlo todo, incluso a nosotros mismos. Donde hay una función sujeto de la realidad hay potencialmente la conversión en función objeto de toda la realidad.

Pero hay por lo menos un hecho que el sujeto no puede conocer: ver a los otros sujetos como sujetos, porque sólo puede pensar en ellos como objetos.

La imposibilidad empírica de los sujetos de llegar al conocimiento de toda la realidad, hace preguntarse si sería posible teóricamente que un sujeto conozca a otro sujeto como sujeto y la respuesta sería afirmativa, a condición de que el sujeto cognoscente estuviera dentro de la propia subjetividad cognoscida, en un plano más profundo que el de la conciencia habitual. Sería posible si hubiera en nuestro espacio interior dos planos de subjetividad, uno más inmediato y otro más remoto y quizás más vasto.

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