Filosofía dentro - Kim Pérez

La Lógica estructura toda la Materia, la atrae hacia sus formas puras como su Ley, está por encima de la voluntad humana, que tiene que doblegarse ante ella, es eterna, no es material, es invisible, pero existe con la evidencia del mismo pensamiento racional que la cuestione, en el único argumento ontológico irrefutable; por tanto, la Lógica es Dios, Sentido de toda realidad.

domingo, 29 de abril de 2007

Libertad




Las necesidades primarias son evidentes en su urgencia inmediata, pero las demás no suelen serlo o hasta aparecer oscuras a la conciencia o al razonamiento en sus prioridades.

En este margen en que el sujeto duda acerca de la prioridad de sus necesidades, se instaura su libertad.

Objetivamente, desde fuera, se puede saber que hay una jerarquía de necesidades, pero el sujeto que las experimenta puede no identificarla claramente.

Entonces, el acierto en esa jerarquía u orden de prioridades es lo que se constituye como bien y el desacierto como mal, en un plano más complejo que el de la simple respuesta a la necesidad.

Esta condición del ser humano que le obliga a decidir, a diferencia de los seres animales, que actúan impulsivamente, se puede llamar libertad fundamental.

No significa que sea indiferente lo que decida, puesto que puede acertar o equivocarse, y el error puede ser hasta mortal, sino que tiene que decidir conscientemente lo que debe pasar primero y lo que se debe posponer.

El Estado puede y debe castigar las conductas malas o no debidamente ordenadas, pero no puede impedir la libertad fundamental de elegir, y puesto que está formado por humanos, tampoco está a su alcance conocer con certeza el orden objetivo de las prioridades, y menos conocer sus particularidades personales.

Esta diferencia entre la realidad de la libertad fundamental y la capacidad del Estado, hace que éste tenga que aceptar un margen de tolerancia para las diversas conductas, fundado en el reconocimiento de su propia insuficiencia para definirlas sin error.

El margen de la tolerancia puede situarse en el punto en que una conducta cause un daño injustificable a otra persona o a sí mismo, o más daño que bien, y se puede llamar libertad política, como diferente de la fundamental o moral.





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