Filosofía dentro - Kim Pérez

La Lógica estructura toda la Materia, la atrae hacia sus formas puras como su Ley, está por encima de la voluntad humana, que tiene que doblegarse ante ella, es eterna, no es material, es invisible, pero existe con la evidencia del mismo pensamiento racional que la cuestione, en el único argumento ontológico irrefutable; por tanto, la Lógica es Dios, Sentido de toda realidad.

martes, 8 de abril de 2008

De subjetividad a identidad





Siempre me ha llamado la atención lo que siempre he creído que debía llamarse subjetividad.

El hecho de que haya un sujeto del pensamiento y la acción, definible como una realidad de la que surgen ambos; y más aún, el hecho de que ésta sea una realidad interior, a la que tengo acceso directo en la intimidad de mi ser, el espacio negro que percibo cuando cierro los ojos, realidad que tiene propiedades distintas de toda otra realidad, y en particular, que sea inaccesible a la observación objetiva, que nadie pueda entrar en mi mente y ver mi pensamiento tal como es, sino que todos deban limitarse a deducirlo por indicios indirectos.

La subjetividad, verdaderamente, es muy singular; no creo que se haya pensado lo bastante en esta diferencia de sus propiedades, que no es nada sobrenatural,sino empírico, y sin embargo pasmoso; registrable por cualquiera en cualquier momento, una parte de la realidad inaccesible a cualquier instrumental, que en todo caso registra sus efectos indirectos, pero no ve lo que vive dentro de mí.

Esta subjetividad se resume en la palabra "yo", que corresponde a una experiencia interior.

Pero la experiencia se hace más profunda y enigmática cuando me doy cuenta de que esta realidad interior es única, es decir, que por millones de años no ha estado, y de pronto está y hasta puedo temer que por millones de años no esté, limitada como parece a las dimensiones de este cuerpo mío, yo como ser objetivable, presente en un lugar y un tiempo, perceptible hasta para mí.

Esto corresponde a lo que intuyo cuando doy un paso más y digo que "yo soy yo", lo que no es una tautología, pues se traduce en realidad como "yo -quien piensa- está aquí -yo en estas dimensiones". Único, momentáneo, pasmoso, pero infinitamente significativo para mí.

Estoy aquí y ahora, y no en otro lugar ni tiempo. He nacido en mi familia, pero podía haber nacido en otra -asombro de muchos adolescentes-; con este cuerpo y no con otro -reflexión de las feas, los tetrapléjicos y los transexuales.

Si la experiencia de decir yo se llama subjetividad, ésta necesita otro nombre. Creo que la de saber que yo soy yo y que hay cierta distancia entre quien piensa y su ser objetivo se puede llamar identidad.

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