Filosofía dentro - Kim Pérez

La Lógica estructura toda la Materia, la atrae hacia sus formas puras como su Ley, está por encima de la voluntad humana, que tiene que doblegarse ante ella, es eterna, no es material, es invisible, pero existe con la evidencia del mismo pensamiento racional que la cuestione, en el único argumento ontológico irrefutable; por tanto, la Lógica es Dios, Sentido de toda realidad.

domingo, 3 de agosto de 2008

Uno

Voy a reflexionar sobre mi más profunda experiencia espiritual, la que tuve con nueve o diez años cuando sentí la necesidad de poner mi atención en un solo objeto del pensamiento, para que pudiera descansar en él, sin tener que dispersarse por otros objetos.

En mi mente aparecía el concepto de Uno; derivadamente, no sé si fue entonces cuando también pensé que fuera el Todo, es decir, el Uno que lo contuviese todo o que valiese por todo, pero creo recordar que este significado no me contentaba o me inquietaba; ahora sé por qué: si Uno era, aunque fuere por dentro, Más, mi atención no podría descansar, también tendría que vagar de una parte a otra.

Hoy veo claramente que lo que pretendía era algo que fuese el Uno sin Dos, es decir, perfectamente homogéneo, indiviso e indivisor, y que a la vez, valiese más que todo lo demás, por tanto, lo Primero o lo Número Uno.

Esta intuición y este deseo, claros y definidos en mi mente infantil lo mismo que en la de mi vejez que lo recuerda, me parece que resultan difíciles de conceptuar racional y sobre todo matemáticamente.

Está claro ahora que el Uno no es el Todo; no es un conjunto, ni siquiera el conjunto de todas las realidades.

Tampoco es lo que se llama Uno en la serie de los Números Enteros, porque es el Uno sin Dos y porque en esa serie cada número y por tanto también el Uno es infinitamente divisible.

No puede ser el Uno binario, sólo opuesto al Cero, precisamente porque implica binariedad, lo Otro, aunque sea el Hueco o Vacío.

Por tanto, no es el Todo, ni lo Primero, ni lo Más, ni lo No Otro, porque en todos estos conceptos hay dualidades o multiplicidades que dispersan la atención. Es lo Único, teniendo cuidado para entenderlo de que esta palabra sugiere veladamente que falta algo, el Uno Sin Dos, lo que tampoco es, porque en lo Uno que deseo no falta nada.

Quizá sea que toda la dualidad es sólo percepción parcial e imperfecta y la percepción perfecta sería única. No sería el Todo, porque con este concepto apenas nos separamos de la visión y atención a las partes. Sería dar un salto en el conocimiento y percibir lo Único, lo que no tiene partes, todo de una vez.

Se pasaría de ver las Matemáticas como proceso lógico a ver lo que constituye las Matemáticas, fuera de ellas.

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