Este mundo

(Sigo para este análisis un esquema neomarxiano limitado a las relaciones estructurales, que añade en las últimas líneas la necesaria visión subjetivista, severamente ausente en el análisis de Marx)


Superestructuralmente, este mundo está regido por la religión de la Masonería en su segmento superior, y en los siguientes, por un pragmatismo cínico y egoísta, que se ve contestado por la religión islámica y por la católica, en mucho menor grado.

Es muy notable que, en la escala de masas, no existe sitio para una filosofía crítica, racional y empírica.

Existe una Oligarquía, compuesta por poquísimas personas, que es su forma de gobierno real, pues mantiene por igual a todos los partidos políticos de casi todas las naciones y a todos los medios de propaganda de masas, cuyas aparentes diferencias ideológicas ceden ante los dictados de su propiedad.

Por tanto, hay dos planos del gobierno, uno, el oligárquico, oculto, y otro, el de los foros globales, semipúblico.

Es dudosa la posición de China: externa por la filosofía marxista y por el poder del Partido Comunista, ha sido penetrada por el capital privado, del que ya depende.

Infraestructuralmente, este mundo está formado por un sector cuaternario, el de la información, que ha puesto en función suya los tres sectores existentes milenariamente. La producción la organiza el capital financiero, que es el máximo consumidor de información, y se divide en un puñado de empresas multinacionales y una multitud de medianas y pequeñas empresas, todas las cuales funcionan con arreglo a la lógica económica del propio interés, sólo limitado por las decisiones de la Oligarquía, que reúne tanto poder en tan pocas manos, que pueden caer en el voluntarismo y otros errores humanos.