Filosofía dentro - Kim Pérez

La Lógica estructura toda la Materia, la atrae hacia sus formas puras como su Ley, está por encima de la voluntad humana, que tiene que doblegarse ante ella, es eterna, no es material, es invisible, pero existe con la evidencia del mismo pensamiento racional que la cuestione, en el único argumento ontológico irrefutable; por tanto, la Lógica es Dios, Sentido de toda realidad.

martes, 12 de agosto de 2008

Renacimiento de la Divina Geometría




Leo "La Divina Geometría", titulo justo para un libro de Jaime Buhigas Tallón que recuerda que la relación de esa nítida ciencia con la realidad física ha sido intrigante por lo menos desde Pitágoras y Platón. Menciona a Robert Lawlor, "Sacred Geometry" (página 136)

No puede no verse en la Geometría un desvelamiento racional y primordial, mucho más detallado, comprobable y sobrecogedor que el de las revelaciones religiosas.

Las Matemáticas desvelan la plantilla con la que está construido el mundo. Nos hacen entrar en lo que lo ordena inteligiblemente. Diciéndolo en lenguaje religioso, entramos con ellas en la mente de Dios y pasma comprender que es una mente ingenieril.

Algunos indicios nos han ido acercando a esta convicción. Pitágoras comprendió la relación entre el número y la música. A simple vista, nos ha asombrado que los panales constituyan una red hexagonoidal, demostración palpable de que las Matemáticas no son una construcción humana, sino una propiedad de la naturaleza. Luego hemos sabido que la gravedad funciona conforme a la proporción numérica que identificó Newton. Eso nos ha permitido saber por qué los astros son esferoidales.

Conforme más vamos sabiendo, más clara nos aparece la estructura matemática de la realidad. No sólo en los cálculos físicos, que nos han habituado a prever los hechos naturales haciendo números, sino incluso en las formas: la espiral logarítmica en las conchas de los caracoles, el pentágono en la de las estrellas de mar, forma primigenia de los cordados, luego vertebrados; Jaime Buhigas recuerda (página 166) que las hojas se distribuyen en los tallos siguiendo números de Fibonacci, que rigen también otras formas vegetales.

Pitágoras y Platón comenzaron a extraer consecuencias morales de esta realidad. La primera, que el mundo es orden, no caos, que la inteligencia humana debe hallar, no inventar. Sabiendo lo que sabemos, se puede decir que, incluso si queremos crear un universo, lo hacemos conforme a la plantilla matemática. No podemos dejar de estar sometidos a la razón, por más que lo pretendamos.

Platón en particular pensó mucho alrededor de la noción matemática de límite, configurándola bajo la dualidad imperfección-perfección, aunque no supo precisarla. Lo más fuerte a lo que llegó fue a la intuición de que la vida humana entera puede entenderse como imperfección perfectible, aunque queda por explicar cuál es el número al que tendemos y por qué (intuyo que necesitamos una forma del Uno)

Buhigas no deja de aludir a un Templo que representa, en pie, la Divina Geometría: el Escorial, en el que se funden la sabiduría judaica y la platónica. ¡Qué dolor que las hogueras de la Inquisición siguieran ardiendo a pocas leguas!

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domingo, 3 de agosto de 2008

Uno

Voy a reflexionar sobre mi más profunda experiencia espiritual, la que tuve con nueve o diez años cuando sentí la necesidad de poner mi atención en un solo objeto del pensamiento, para que pudiera descansar en él, sin tener que dispersarse por otros objetos.

En mi mente aparecía el concepto de Uno; derivadamente, no sé si fue entonces cuando también pensé que fuera el Todo, es decir, el Uno que lo contuviese todo o que valiese por todo, pero creo recordar que este significado no me contentaba o me inquietaba; ahora sé por qué: si Uno era, aunque fuere por dentro, Más, mi atención no podría descansar, también tendría que vagar de una parte a otra.

Hoy veo claramente que lo que pretendía era algo que fuese el Uno sin Dos, es decir, perfectamente homogéneo, indiviso e indivisor, y que a la vez, valiese más que todo lo demás, por tanto, lo Primero o lo Número Uno.

Esta intuición y este deseo, claros y definidos en mi mente infantil lo mismo que en la de mi vejez que lo recuerda, me parece que resultan difíciles de conceptuar racional y sobre todo matemáticamente.

Está claro ahora que el Uno no es el Todo; no es un conjunto, ni siquiera el conjunto de todas las realidades.

Tampoco es lo que se llama Uno en la serie de los Números Enteros, porque es el Uno sin Dos y porque en esa serie cada número y por tanto también el Uno es infinitamente divisible.

No puede ser el Uno binario, sólo opuesto al Cero, precisamente porque implica binariedad, lo Otro, aunque sea el Hueco o Vacío.

Por tanto, no es el Todo, ni lo Primero, ni lo Más, ni lo No Otro, porque en todos estos conceptos hay dualidades o multiplicidades que dispersan la atención. Es lo Único, teniendo cuidado para entenderlo de que esta palabra sugiere veladamente que falta algo, el Uno Sin Dos, lo que tampoco es, porque en lo Uno que deseo no falta nada.

Quizá sea que toda la dualidad es sólo percepción parcial e imperfecta y la percepción perfecta sería única. No sería el Todo, porque con este concepto apenas nos separamos de la visión y atención a las partes. Sería dar un salto en el conocimiento y percibir lo Único, lo que no tiene partes, todo de una vez.

Se pasaría de ver las Matemáticas como proceso lógico a ver lo que constituye las Matemáticas, fuera de ellas.

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